El pasado martes 6 de julio, las autoridades de la Universidad Nacional del Nordeste –decanos y decanas de las Facultades junto a la rectora Delfina Veiravé- se reunieron para “presentar un protocolo de burbujas para el regreso parcial a las clases presenciales”. Sin embargo, en el encuentro estuvieron ausentes quienes nos veríamos más afectados por una decisión de ese tipo: docentes y estudiantes, con sus respectivas representaciones gremiales.

Mientras se sigue dilatando la convocatoria al ámbito específico para tratar estas cuestiones, la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CyMAT), pretenden forzarnos a una vuelta a la presencialidad educativa sin que estén dadas las condiciones sanitarias para evitar contagios masivos.

 

Las condiciones no están garantizadas

La rectora hizo mención a la vacunación de jóvenes y del personal docente de la UNNE como parámetro para el regreso pleno a la presencialidad, adelantando la implementación de un esquema bimodal (clases virtuales y presenciales) para el mes de agosto, en línea con el último documento del Consejo de Rectores (CIN).

No obstante, aunque la vacunación permite atravesar la enfermedad en mejores condiciones inmunológicas, no impide los contagios, y por lo tanto es condición necesaria pero no suficiente. Además de asegurar la vacunación completa de ambas dosis, se deben garantizar los distanciamientos, ventilación de espacios, provisión y disponibilidad de elementos de limpieza y protección, entre otros.

¿Qué solución se plantea para los frecuentes cortes de agua en el campus de Resistencia? ¿O para los baños que no funcionan? ¿O para las oficinas que no tienen ventilación hacia el exterior? Nada de eso se menciona en las publicaciones que difundieron la reunión de las autoridades.

 

Mayor sobrecarga laboral y mas gastos

Así como al inicio de la pandemia no fuimos consultados sobre el dictado de clases con modalidad virtual, tampoco lo somos para una vuelta a la presencialidad, en la modalidad que fuere. Como mencionamos repetidas veces, la virtualidad significó para los/as docentes una mayor sobrecarga laboral, compra de insumos informáticos y gastos de conectividad, sumado a la gran pérdida de nuestro poder adquisitivo (35% en cuotas frente a una inflación anual del 50%) y a la falta de un adecuado reconocimiento de gastos ($1000 mensuales por docente desde abril de 2021).

Por otro lado, no hemos visto los beneficios de las “inversiones millonarias” del Ministerio de Educación, ya que en muchas ocasiones las plataformas para el desarrollo de clases virtuales colapsan y la conexión en las unidades académicas deja mucho que desear, debiendo los/as docentes hacer uso de sus datos desde los celulares propios.

¿A qué se refieren específicamente las autoridades universitarias cuando hablan de bimodalidad? ¿Los/as docentes tenemos que concurrir a nuestros lugares de trabajo a dictar clases prácticas, teóricas o de laboratorio y a la vez atender las demandas de las clases virtuales? Nuevamente, mayor sobrecarga laboral y mayores gastos para nuestros bolsillos.

 

Exigimos convocatoria a la CyMAT

En la UNNE, después de innumerables pedidos por parte de ambos sindicatos docentes, se conformó el 18 de marzo de 2021 la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (CyMAT), ámbito en el cual se debía tratar todo lo concerniente a los protocolos de higiene y seguridad en el marco de la emergencia sanitaria. Después de ese único encuentro, las autoridades se han negado sistemáticamente a convocarla.

La bimodalidad educativa o “modalidad híbrida” no debe ser impuesta; debe ser debatida por el conjunto de la comunidad universitaria con amplia participación de la docencia y del estudiantado. En este sentido, exigimos la inmediata convocatoria a la Comisión de Negociación particular, así como también a la Comisión de Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo, con el objeto de garantizar el diálogo y la participación en la toma de decisiones.

 

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