3 de junio: a 10 años del primer NI UNA MENOS.

Seguimos en las calles contra el hambre, el ajuste y la represión, porque la deuda sigue siendo con nosotras.

En el décimo aniversario del primer grito de «Ni Una Menos», volvimos a unirnos en las calles contra la política de crueldad del gobierno de Javier Milei que profundiza el hambre, el ajuste y la destrucción de los pocos dispositivos de atención y prevención de la violencia de género con los que contábamos.

Su gobierno, sustentado en un discurso abiertamente antifeminista y negacionista de la violencia de género, profundizó la precarización de políticas públicas fundamentales para la protección de mujeres, niñas y personas LGBTI+: Desde su asunción, Milei impulsó el desmantelamiento del andamiaje institucional construido durante años de lucha colectiva. Una de sus primeras medidas fue el cierre del Ministerio, lo que implicó la disolución de equipos técnicos, la interrupción de programas y la paralización de políticas de prevención, formación y acompañamiento. El gobierno recortó un 100% el presupuesto destinado a programas de género. Y en los últimos días se decidió eliminar 13 programas nacionales vinculados a políticas de género, diversidad y prevención de violencias, programas que fueron calificados por el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, como “programas ideológicos” y “despilfarros absurdos”. Mismo ministro que afirmó hace sólo unos meses que “ninguna vida vale más que otra” por lo que se anunció la intención de eliminar la figura del femicidio del Código Penal.

Ante el aumento desmedido de la violencia y la ausencia del Estado, respondemos en las calles con más unidad y más organización.

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